LA SOLEDAD

La soledad es el suave gemido de las almas engrilletadas
Es el vibrar pavoroso de las vivencias mutiladas
Es el nicho que se exhuma con libre calma
Es la esperanza que con la respiración congelada
Se esconde en las cavernas del alma vulnerada.

La soledad es la respiración que diezma la audición
Es la suspensión del grito desesperado que se agazapa en un adiós
Es la sorpresa abatida por la insolencia de la desazón
Es la motricidad perdida por la indolencia de la razón
Que en algún rincón alumbra su gesta sin corazón.

La soledad es la inquisición de los otros
Que pliegan sus gritos en una voz
Es la inhibición de la amargura y el dolor
Es la emancipación del rubor de la razón
Es la sentencia de una vida que se pierde sin redención.

La soledad es vida y es culminación
Es el pensamiento llevado al interior del yo
Es la sustancia que recorre las venas carcomiendo el hoy
Es la energía imbatible de un anochecer sin sol
Es la aventura que disuelve el super yo
y asciende como levadura volcánica la individuación del yo.

La soledad es el dilema de la exhibición
Es la prohibición reñida con la liberación de los cuerpos
Es el roce furtivo de la amistad con el amor
Es la ausencia ya vivida de la alegría
Es la superación épica y pírrica de la historia colectiva.

La soledad es el dulce que cubre nuestros poros
Y nos quita libertades por la ausencia del otro
Es el espejismo que brilla en nuestras pupilas y nos distorsiona el rostro
Es el andar sin piernas en un laberinto circular de los sueños
Es la intuición sin precedentes de un devenir en escombros
Es la esperanza ya perdida de una hostil compañía.

La soledad es la mordaza del tiempo en nuestros labios
Es la ruptura de la distinción con el pudor
Es el amancebamiento vespertino de la nostalgia y la cordura
Es el arraigo impostergable del silencio con el sosiego
Es la palabra ausente de movimiento
Es la sonrisa divorciada de los labios
Es la inspiración exótica de la moral escueta que permuta el silencio en promesa.

SUEÑO CON PALOMAS Y NO CON SERPIENTES

Hoy soñé que la miseria humana se extinguía
Que las cadenas dejaban de arrastrarse
Y la sed del sometido se calmaría entre condonaciones y simetrías…
Hoy soñé que la voz se restablecía, que el látigo no serviría
Que las promesas de emancipación por fin se cumplirían…
Hoy soñé que la fuerza no gobernaría y que los gritos daban paso a la alegría
Que los llantos y las clemencias se terminarían
Dejando sanar las heridas que aún dolían…
Hoy soñé que las armas se debelaban, que el fuego cesaba y la piel no se dañaba
La sangre se secaba y el polvo a los cuerpos sin alma no soportaba
Pasando revista sobre los cadáveres que de la agonía se levantaban…
Hoy soñé que los vientos funestos ya no soplaban cuando la calma llegaba
Era la esperanza que con sutil premura se acercaba
Para embalsamar las penitencias consumadas…
Hoy soñé que la pólvora se secaba con la lluvia ácida de la paz
que desempolvaba con sutil asombro
Las balas que la muerte en su legado dejaba…
Hoy soñé que la tristeza se desvanecía como el atardecer
Para alumbrar el sosiego de las almas
Que tras las penurias encontradas
Se redimían de la irá marchitada…
Hoy soñé que el sufrimiento zarpaba de las costas de la emancipación
Para refugiarse en las profundidades de la desolación
Donde encontrará su real dimensión
Sin que el más mínimo hedor traspase las corazas del noble corazón
Que indómito y con sed de honor defienda su inalienable emancipación…
Hoy soñé que las mordazas no resistirían a la voz revolucionaria
Que la fe claudicaría ante la ráfaga de la razón efectiva
Y que las demandas de una gran utopía
Se convertirían en la lucha por una nueva dinastía.